La ‘Singladura de las libertades’ se realiza los jueves a partir de las 12.00 horas con el Vapor de El Puerto, si lo permite el estado de la mar.
Se trata de una travesía en la que se recorre la historia de Cádiz, con especial dedicación a los años del asedio francés y la firma de la Constitución.
Desde hora temprana del 19 de marzo de 1.812 don Cayetano Valdés, Gobernador de la ciudad de Cádiz, auguró mal tiempo para dicha histórica jornada. Cargado el horizonte por la boca del Guadalquivir y alrededores del Castillo de San Sebastián da como resultado lluvia y vientos de vendaval. Quizás hoy, dos siglos después, el tiempo no esté tan desafortunado, pero por si acaso es preferible tomar la ruta denominada:
Singladura de las Libertades.
EL MUELLE DE CÁDIZ Y SUS ALREDEDORES.
Estimado pasajero, nos situamos en el Muelle de Cádiz y asistimos frente por frente a una ciudad fuertemente amurallada. Bueno, así al menos lo era hasta 1906. Delante de la plaza de San Juan de Dios estaba situada la Puerta del Mar, llamada así por ser la entrada y salida de pasajes y mercancías de la nación. A su derecha, donde hoy se encuentra la Diputación-entonces la Aduana-, estaba la Puerta de Sevilla. Y más allá la Puerta de San Carlos. Al otro lado, en la llamada Cuesta de las Calesas, aún podemos observar algunos restos del Baluarte de los Negros. Justo detrás, casas y torreones, campanarios de iglesias y una Catedral nueva en construcción. A grandes rasgos, así era Cádiz a inicios del siglo XIX cuando se llega a través del mar.
Estimado pasajero, nos situamos en el Muelle de Cádiz y asistimos frente por frente a una ciudad fuertemente amurallada. Bueno, así al menos lo era hasta 1906. Delante de la plaza de San Juan de Dios estaba situada la Puerta del Mar, llamada así por ser la entrada y salida de pasajes y mercancías de la nación. A su derecha, donde hoy se encuentra la Diputación-entonces la Aduana-, estaba la Puerta de Sevilla. Y más allá la Puerta de San Carlos. Al otro lado, en la llamada Cuesta de las Calesas, aún podemos observar algunos restos del Baluarte de los Negros. Justo detrás, casas y torreones, campanarios de iglesias y una Catedral nueva en construcción. A grandes rasgos, así era Cádiz a inicios del siglo XIX cuando se llega a través del mar.
BATALLA NAVAL EN LA BAHÍA.
Aproximadamente unas 80.000 personas llegar a vivir en dicha época en la ciudad. Desde 1805 y tras la derrota en la Batalla de Trafalgar, el pueblo gaditano había sumado cierto recelo ante la figura del francés. Así en 1.808 la bahía se había convertido en un autentico polvorín. En ella se encontraban tropas y buques de las armadas española, francesa e inglesa. Todas ellas fondeadas en la bahía: las inglesas bloqueando el comercio, la francesa como aliada y la española en la boca del puerto gaditano. Pronto con la declaración de guerra, se intercambiaban los papeles ingleses y franceses – ahora los primeros son aliados y los segundos enemigos- y los pobladores de la ciudad asisten a la batalla naval entre las escuadras, siendo derrotados los franceses. Pero la guerra y con ella el asedios, solo acaba de empezar.
Aproximadamente unas 80.000 personas llegar a vivir en dicha época en la ciudad. Desde 1805 y tras la derrota en la Batalla de Trafalgar, el pueblo gaditano había sumado cierto recelo ante la figura del francés. Así en 1.808 la bahía se había convertido en un autentico polvorín. En ella se encontraban tropas y buques de las armadas española, francesa e inglesa. Todas ellas fondeadas en la bahía: las inglesas bloqueando el comercio, la francesa como aliada y la española en la boca del puerto gaditano. Pronto con la declaración de guerra, se intercambiaban los papeles ingleses y franceses – ahora los primeros son aliados y los segundos enemigos- y los pobladores de la ciudad asisten a la batalla naval entre las escuadras, siendo derrotados los franceses. Pero la guerra y con ella el asedios, solo acaba de empezar.
LA DEFENSA DE EXTRAMUROS.
Cuando se tiene conocimiento de la invasión del país por las tropas napoleónicas la ciudad empieza a prepararse para la guerra. Así en la parte de extramuros y de cara a la bahía se podía contemplar cuatro baterías con cuatro cañones cada una: la de Romano y la de Segunda y Primera Aguada. Todavía hoy podemos visitar restos de algunas de ellas. Sin embargo, la fortificación más importante de la ciudad estaba en la otra punta del islote. El castillo de Puntales. Construido sobre una lengua de tierra en el mar, junto al castillo de Matagorda, su fuego cruzado impedía la entrada al enemigo a la bahía interior. Estaba defendido por el Batallón de Voluntarios Distinguidos de Extramuros. Fue el más atacado por las bombas francesas y cuenta la leyenda que un albañil se “columpiaba” por las troneras para reparar los destrozos ocasionados por los disparos. Un poco más adelante, podemos ver el Fuerte de Cortadura el cual fue construido por si caía la isla de León en manos de los franceses. Se cuenta que en su construcción colaboraron personas de toda índole social. Incluso algunos vecinos cortaros las rejas de sus casas y fueron colocadas en la arena de la bajamar.
ISLA DE LEÓN Y EL TROCADERO.
Al fondo de la bahía entramos la isla de León, donde realojaron las Cortes durante cinco meses antes de trasladarse a Cádiz en 1.810. Al otro lado de la bahía el ya citado Castillo de Matagorda el cual fueé tomado por los franceses en abril de 1.810. Muy cerca de Fort Luis y el Fuerte del Trocadero los cuales también cayeron y desde cuyas posiciones se bombardeaba sin apenas éxito, la ciudad. El 24 de agosto de 1.812 se retira el ejército francés desmantelando las fortificaciones que habían usado y dejan a su paso un reguero de armamento. Muchos de estos cañones pasarían después a las esquinas de las calles de Cádiz.
Al fondo de la bahía entramos la isla de León, donde realojaron las Cortes durante cinco meses antes de trasladarse a Cádiz en 1.810. Al otro lado de la bahía el ya citado Castillo de Matagorda el cual fueé tomado por los franceses en abril de 1.810. Muy cerca de Fort Luis y el Fuerte del Trocadero los cuales también cayeron y desde cuyas posiciones se bombardeaba sin apenas éxito, la ciudad. El 24 de agosto de 1.812 se retira el ejército francés desmantelando las fortificaciones que habían usado y dejan a su paso un reguero de armamento. Muchos de estos cañones pasarían después a las esquinas de las calles de Cádiz.
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